Las palabras que callo se me acumulan en la cabeza y poco a poco me van asfixiando, preciso abrirles la puerta y no me basta con un papel. Exteriorizar significa exteriorizar, en el total sentido de la palabra y eso es lo que tengo intención de hacer. No importa que no guste, no importa si no hay comentarios, esto es solo una especie de charla con el psicoanalista, un ejercicio de descarga que hago público. Algunos se aburrirán, algunos sentirán compasión, o quizás vergûenza ajena, no lo sé, sea cual sea el caso... sientánse en total libertad de pasar de página. (Y sepan disculpar tanto ego)
domingo, diciembre 12, 2010
Siempre hice lo que la gente esperaba de mí, hasta llegar al punto de perder mi personalidad, de no saber que que querer, qué sentir. Fuí convencida de que mi forma de ver el mundo estaba mal, que la rebeldía no conduce a nada, que hay que hacer lo que los grandes mandan. Sin voz ni voto, me acurruqué dentro de mí misma, latente, como en una crisálida eterna... La discriminación te lleva a sentir una deseperante necesidad de aceptación, la complacencia es un karma. Los años pasan y uno se acostumbra, los demás se acostumbran, entonces el día que decís basta todos te miran con asombro, escandalizados al ver que la mariposa se transformó en polilla.
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