Y cómo aprender a
escuchar el silencio si no hay alivio... Mi mano tensa araña el blanco sin
producir viruta. Sombras y brillos me saludan tras las persianas mientras me
ahogo en el vómito de lo nunca dicho. La nostalgia promete retorno pese al
agobio, rayos y culebras en la radio y el absurdo deseo seguir siendo, seguir
intentando exprimirle tinta a este loco corazón...
Las palabras que callo se me acumulan en la cabeza y poco a poco me van asfixiando, preciso abrirles la puerta y no me basta con un papel. Exteriorizar significa exteriorizar, en el total sentido de la palabra y eso es lo que tengo intención de hacer. No importa que no guste, no importa si no hay comentarios, esto es solo una especie de charla con el psicoanalista, un ejercicio de descarga que hago público. Algunos se aburrirán, algunos sentirán compasión, o quizás vergûenza ajena, no lo sé, sea cual sea el caso... sientánse en total libertad de pasar de página. (Y sepan disculpar tanto ego)