Y cómo aprender a
escuchar el silencio si no hay alivio... Mi mano tensa araña el blanco sin
producir viruta. Sombras y brillos me saludan tras las persianas mientras me
ahogo en el vómito de lo nunca dicho. La nostalgia promete retorno pese al
agobio, rayos y culebras en la radio y el absurdo deseo seguir siendo, seguir
intentando exprimirle tinta a este loco corazón...
Las palabras que callo se me acumulan en la cabeza y poco a poco me van asfixiando, preciso abrirles la puerta y no me basta con un papel. Exteriorizar significa exteriorizar, en el total sentido de la palabra y eso es lo que tengo intención de hacer. No importa que no guste, no importa si no hay comentarios, esto es solo una especie de charla con el psicoanalista, un ejercicio de descarga que hago público. Algunos se aburrirán, algunos sentirán compasión, o quizás vergûenza ajena, no lo sé, sea cual sea el caso... sientánse en total libertad de pasar de página. (Y sepan disculpar tanto ego)
domingo, diciembre 11, 2011
jueves, octubre 06, 2011
Armo
la maleta. Mi libreta, una bic; dos brazos, dos piernas... Cuatro
labios, un par de ojos, una pizca de seso, un corazón loco. Me fuí.
Buscando silencio para aquietar la mente ante tanto barullo. Silencio
para encontrarme, para rescatarme de la penumbra de la duda y definirme,
equilibrar mi centro otra vez. Volver al origen, a la tinta y al papel
para descubrir mis letras, las palabras justas, las mas honestas que
reflejen mi ser, el ser interior, el ser poeta, el ser humana, sin
disfraces ni adornos procaces.
Quiero soñar de nuevo sin agobio ni
pesadumbre. Quiero entrenar la voluntad de hacer, de sentir, de querer.
Sin fuerza no se puede volar, mis alas con hollín precisan de vientos
nuevos que devuelvan sus colores y alivianen su peso. El horizonte se
perfila negro todavía pero sé que un faro, no muy lejos espera por mí.
sábado, febrero 19, 2011
Hay gente que viene a este mundo a ser apaleada, no importa cuán conciente esté de su situación, no importa cuanto se rebele, es su destino. Siempre serán el chivo expiatorio de las frustraciones de los demás, su depósito de ira, la verruga en sus caras. Es lamentable pero cierto, lo que llamamos mala suerte es en realidad designio divino y no nos podremos escapar. Es un círculo sinfin no importa cuanto empeño, cuanto optimismo se deposite, nos seguirá de por vida.
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